El trasplante capilar es el único medio por el que se puede revertir la alopecia o calvicie en mayor o menor medida, dependiendo de la extensión del cuero cabelludo carente de pelo. No obstante, también se utiliza para repoblar cejas, pestañas, barba, etc.
Básicamente el trasplante de pelo consiste en obtener unidades foliculares de zonas donantes en las que el cabello no se cae (nuca y/o laterales de la cabeza), para implantarlos en aquellas otras en las que se ha caído, zona receptora.
Previamente, los folículos deben ser sometidos inmediatamente a un proceso de hidratación y conservación en frío con el fin de que mantengan toda su vitalidad durante la duración del procedimiento de implante, que se realiza uno a uno.
El folículo trasplantado tardará unos cinco días en adaptarse e integrarse totalmente al sistema vascular de la zona para conservar todas sus características de fuerza y grosor, además de que no volverá a caer siempre que el trasplante se haya realizado adecuadamente.