Las clínicas de injertos capilares han avanzado mucho a lo largo de los últimos años. Las técnicas empleadas no tienen nada que ver con las que se usaban años atrás: ahora son mucho más efectivas, pero también más intrusivas. En un trasplante folicular se emplea el pelo de las zonas densas de la cabeza para introducirlo en las zonas que no ya generan el pelo de manera natural. Por lo tanto, para asegurar un tratamiento satisfactorio, primero se analizarán los folículos del paciente y se le exigirá un mínimo de pelo sano disponible para el trasplante. Este suele encontrarse por la nuca y las áreas laterales de la cabeza. Sin embargo, no se sufre dolor durante la intervención, ya que el cliente estará atendido por un equipo médico y quirúrgico. Así como cuentan con anestesistas, quienes garantizarán un tratamiento totalmente indoloro.
Los injertos están destinados a personas que padecen alopecia. Un procedimiento interesante en varones que hayan perdido gran parte del pelo durante su juventud, o en su madurez. En un trasplante capilar clásico (Técnica Fuss), no existe un riesgo considerable, ya que se trata de una intervención menor, es decir, microcirugía: no habrá que esperar largas horas en el posoperatorio, ni se trata de una técnica demasiado invasiva para nuestro cuerpo. Se utiliza tan solo anestesia local, propia de una intervención menor; sin embargo, el pelo resultante de la operación no se pierde, es para toda la vida.
Cualquier intervención capilar cuenta con estas fases:
1) La primera consulta será en la clínica, donde el paciente recibirá toda la información necesaria para poder elegir el tipo de intervención que más le convenga; una vez se haya decantado por una, el médico explicará paso a paso cómo será la operación, por lo que el cliente sabrá en todo momento cuál es el procedimiento que se le va a realizar. El precio de la operación dependerá de la cantidad de pelo que haya que trasplantar.
2) El reconocimiento médico, en el que se valorará el estado del paciente para poder ajustarse lo máximo posible a sus necesidades, así como valorar posibles riesgos que pueda sufrir durante la intervención. Se valorará el grado de alopecia por un equipo especializado.
3) El pre-operatorio, donde se analizará, sobre todo, los niveles de coagulación de cada individuo. Así podrán asegurar que no existan problemas durante la intervención ni después de ella.
4) La operación, en la que se extraerá cabello de las zonas más densas para injertarlo en las partes deseadas. El procedimiento no deja marca, ya que se trata de una intervención superficial. Dura entre cuatro y cinco horas y no se trata de una operación peligrosa, y que sobrevive el 100% de los pacientes.
5) Después de la operación, el paciente tarda en recuperarse unos dos días, pero prácticamente puede hacer vida normal inmediatamente, a excepción del ejercicio físico intenso. Cuando hayan pasado seis meses, el cliente ya tendrá de 3 a 4 cm de pelo.
Somos una empresa especializada en intervenciones capilares, los resultados están asegurados gracias a nuestro equipo especializado. El cliente recibirá un servicio excelente incluso al finalizar la cirugía: le proporcionarán un seguimiento clínico para valorar el resultado final y la recuperación. El pelo crecerá naturalmente y se podrá cortar como siempre. Además, gracias a las nuevas técnicas de estimulación, el pelo puede crecer con mayor densidad.
Someterse a un injerto de pelo en una clínica española supone una gran ventaja respecto a las de algunos lugares de moda como Turquía. Al estar situadas en territorio nacional, tendremos al personal que nos ha atendido durante la intervención mucho más a mano. El trato es más cercano, y las garantías nos van a asegurar que todo el proceso sea satisfactorio para el cliente.