Sí, ha leído usted bien. Hasta ahora, la palabra «alopecia» era el nombre técnico de la palabra «calvo». Como decía el filósofo, una de las consecuencias de la modernidad es que la ciencia se ha convertido en cultura popular.
Así, el común de los mortales se ha familiarizado ya con éste término, hasta el punto de que referirse a la caída de cabello o a la ausencia del mismo con la palabra «calva» o «calvo», ha quedado en el amplio cajón de lo políticamente incorrecto.
Si hasta ahora ha sido la caída del cabello la causa de sufrimiento de no pocas personas en el mundo, habitualmente varones, son también numerosos quienes padecen la alopecia en un lugar muy especial para muchos hombres, a saber, la barba.
Pero, al igual que, progresivamente nos hemos ido familizarizando con los tratamientos contra la alopecia del cuero capilar, y con los diversos tratamientos que se han ido poniendo en práctica, llega el momento de profundizar en las posibles soluciones que los tratamientos médicos y estéticos tienen que aportar a ésta otra falta o caída de cabello, no tan ampliamente conocida por el conjunto de la población. Así como se sabe que los tratamientos contra la caída del cabello han derivado en los cada vez más complejos «injertos» capilares, generándose toda una tecnología estética que, tal como sucede en el ámbito, por ejemplo, de la odontología, se han refinado ampliamente, al punto de no distinguir un diente real de un implante, debemos explorar la existencia de algún método similar en lo que a la caída del vello de la barba se refiere.
Como se sabe, la barba no es más que un conjunto de unos veinte mil pelos que surgen en torno a la boca y cuello de los hombres cuando se aproximan a la edad adulta y las hormonas masculinas, denominadas estrógenos, hacen su aparición. Hasta aquí lo relativo a la aparición de la barba en un sentido estrictamente biológico. Ahora bien, la conveniencia o no de la misma, es más bien de contenido social o cultural.
Tanto es así que, en tiempos de nuestros padres, no asistir debidamente afeitado a un acontecimiento social importante era causa de escarnio y hasta de crítica. Dejarse la típica barba de tres días era tomado como síntoma de dejadez y, a menudo, relacionado con la carencia de salud física o mental de aquellos que la poseían. Hace ya algunas décadas que, sin embargo, algunos futbolistas como Piqué, del fútbol club Barcelona o cantantes como el puertoriqueño Ricky Martin, han contribuido a normalizar y hasta incluso a presentar cómo la apariencia más elegante y sexy posible la denominada «barbita», en lo que a elementos masculinos se refiere. En estos momentos se considera «normal» que alguien deje crecer su barba de forma permanente, y no se le concede mayor importancia.
Simplemente se percibe como el gusto mayoritario de la sociedad, en la que siempre habrán, como en botica, excepciones. Ahora bien, ¿qué pasa con aquellos que, gustando de dejar crecer y moldear su barba no pueden hacerlo? Existen, si más no, algunas razones que lo impiden.
La primera sería de tipo hereditario o, si se quiere, biológico. Se trata de aquellos que no poseen suficientemente vello en la zona de la barba, siendo éste desigual según zonas y en absoluto denso. También están, por su parte, quienes, como una suerte de psoriasis, es decir, por causas psicológicas vinculadas generalmente al estrés o la ansiedad, sufren una pérdida general de vello que incluye, cómo no podría ser de otra manera, esta zona.
Finalmente, podemos citar, ya que abundan en número, quienes, como consecuencia de alguna quemadura, cicatriz u otro accidente dermatólogico, no les crece vello en determinadas zonas de la cara. Para todos ellos, que suponen aproximadamente el dos por ciento de los varones, existen soluciones.
De hecho, los folículos pilosos sufren una disminución muy marcada de la producción de cabello, pero no mueren. Simplemente permanecen debajo de la piel en un estado de hibernación. Y son capaces de fabricar de nuevo cabello de nuevo cuando reciben la señal adecuada. Las opciones del uso de corticoides o el trasplante de pelo en barba son las más habituales.
Aunque dependiendo de cúal sea tu caso, y previo estudio y consejo médico, se te implementará la opción más adecuada. No se resigne, pues, al afeitado, ya que en la actualidad puede usted lucir cual jugador de fútbol, la tan deseada permanente barba de tres días.